Por: Becker Márquez Bautista
A los hermanos y hermanas de la provincia de San Juan, especialmente a quienes residen en el exterior:
En nombre de mi familia y en el mío propio, les exhorto a alzar la voz en este momento crítico. Nuestro querido municipio cabecero de San Juan de la Maguana se encuentra bajo una grave y existencial amenaza. Aguas arriba, en el vital yacimiento del río Yaque del Sur, se cierne el mayor peligro que podríamos enfrentar: el inminente intento de explotación minera en la zona de Romero.
Las Consecuencias Devastadoras de la Minería
No se equivoquen, la explotación minera a cielo abierto no es sinónimo de progreso, sino de destrucción irreversible. Implica la utilización de químicos letales como el cianuro, la generación de toneladas de residuos tóxicos, y una deforestación a gran escala que arrasará con nuestros bosques y la biodiversidad. Estas actividades criminales no solo contaminarán de forma permanente nuestra agua, nuestro aire y nuestro suelo, sino que también envenenarán la salud de nuestra gente, y aniquilarán nuestra flora y fauna local. ¿Estamos dispuestos a sacrificar la vida por unos cuantos lingotes de oro?
Un Llamado a la Acción Global
No podemos ni debemos quedarnos indiferentes ante esta agresión a nuestra tierra. Hago un llamado ferviente a cada uno de ustedes, hermanos sanjuaneros en el exterior: ¡unan sus voces a la nuestra!Digamos juntos un rotundo y definitivo ¡NO! a la explotación minera en San Juan. Unámonos en una sola voz y rechacemos con todas nuestras fuerzas esta ignominia que solo traerá el envenenamiento paulatino de nuestra población, la devastación de nuestros recursos naturales y la aniquilación de nuestro futuro.
Desde hace demasiado tiempo, hemos sido testigos impotentes de cómo se ha venido desmantelando y destruyendo el sistema productivo de nuestra provincia. ¡Basta ya! Les ruego que salgamos, que nos manifestemos con vehemencia, y que gritemos con la fuerza de un río desbordado: ¡No más abusos en nuestra provincia!
El futuro de San Juan, de sus ríos, de su fértil tierra y de su gente está irrevocablemente en nuestras manos. La inacción es complicidad.
¡Actuemos ahora, antes de que sea demasiado tarde!.
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