La suerte del PRM de cara al proceso electoral de 2028: entre la ventaja y el desgaste

Por: Becker Márquez Bautista.

Mirando hacia el futuro, muchos visualizan una inminente «rebatiña» entre los precandidatos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en la contienda por su candidatura presidencial de cara al 2028. Sin embargo, este análisis a menudo olvida un factor crucial: los dirigentes políticos del PRM están obligados a aprender de sus errores del pasado y de lo que significó perder el poder cuando los sustentaron y los motivos que los llevaron a durar mucho tiempo en la oposición. La historia, en política, es una maestra que no se equivoca y sus lecciones son ineludibles.

Actualmente, el Partido Revolucionario Moderno goza de una gran ventaja estratégica, pero al mismo tiempo enfrenta serias desventajas, tanto internas como externas.

La ventaja del PRM: una oposición fragmentada

La principal fortaleza del PRM radica en el estado actual de la oposición política. Sus líderes se encuentran sumidos en una profunda desunión y un «sonsaqueo» constante entre ellos. Esta fragmentación interna, aunada a la palpable falta de una visión común, podría, de hecho, facilitar la permanencia del PRM en el poder. Paradójicamente, la desorganización de la oposición se convierte en el mayor activo del partido gobernante.

Si el PRM logra escoger su candidatura presidencial de forma unida, sin esas luchas intestinas, y si sus dirigentes integran y cumplen sus compromisos de cara al 2028, esto podría resultar muy beneficioso para el proceso electoral. De esta forma, el partido saldría airoso de la contienda, logrando preservar el poder. La coherencia interna será clave.

Las desventajas del PRM: desgaste, corrupción y descontento popular

No obstante, el PRM también enfrenta desafíos significativos que podrían minar su camino hacia el 2028:

Desgaste de gobierno: el partido se encamina hacia los seis años dirigiendo los destinos del país. Para el 2028, esto implica un desgaste natural, la fatiga y el cansancio propios de una gestión que amplios sectores de la población perciben como deficiente.

Corrupción, préstamos y nepotismo: Temas como la corrupción (con casos que, aunque se intenten subsanar, dejan una huella), las grandes cantidades de préstamos sin una explicación clara y el nepotismo son preocupaciones latentes. A esto se suman las acciones policiales que, en lugar de generar mayor seguridad, están oprimiendo y maltratando al pueblo, en clara violación de las leyes y de la propia Constitución. Una cosa es implementar el orden y otra muy distinta es abusar de los ciudadanos en nombre de ese supuesto orden.

«Mieles del poder» no distribuidas y promesas incumplidas: muchos dirigentes, especialmente los de la base que son los verdaderos «buscavotos» del partido, aún no han «probado las mieles del poder». Esta situación genera frustración, desmotivación interna y disconformidad. Además, el incumplimiento de los compromisos contraídos con sus bases y aliados es un punto crítico; sin duda alguna, el PRM ha sido un campeón en engañar a votantes y aliados.

Liderazgos frágiles: el Partido Revolucionario Moderno (PRM) enfrenta un gran dilema: la mayoría de sus «generales» son, en realidad, «generales sin tropa» y líderes de «pies de barro», con una moral muy cuestionable. Esta debilidad en el liderazgo intermedio y de base podría afectar la movilización y el entusiasmo.

La situación económica: El país, como bien dice el popular merengue, está «pasando el Niágara en bicicleta». La percepción de una corrupción persistente, el alto costo de unos servicios evidentemente precarios y una canasta básica por las nubes son realidades que impactan directamente en el bolsillo y el ánimo de la población.

La falta de obras emblemáticas: no existen proyectos de gran envergadura que el gobierno pueda exhibir con orgullo. Algunas obras iniciadas por esta administración se encuentran paralizadas o avanzan a un ritmo exasperantemente lento, «como un suero de miel de abejas». A esto se suman las inquietudes crecientes en la población por el acceso a servicios básicos como agua potable y luz veinticuatro horas, además de la demanda por una mayor seguridad ciudadana. Todo esto contribuye a un descontento generalizado.

El futuro de la oposición: unidad o irrelevancia

Finalmente, la situación presenta un dilema para la oposición. Existen sectores opositores que mantienen acuerdos y alianzas con grupos del gobierno y el PRM, lo que representa un gran obstáculo para una futura alianza opositora sólida. Es imperativo que estos sectores rompan de una vez por todas con esas alianzas o decidan si van a interponer los verdaderos intereses del pueblo dominicano o si permitirán que continúe el desorden y el caos institucional en la República Dominicana.

La advertencia es clara: el pueblo se está cansando de ustedes y de sus socios.

Nuestra conclusión para los partidos de oposición es contundente: si no logran presentarse unidos y con una propuesta cohesionada al menos un año antes del proceso electoral de 2028, es mejor que no pierdan su tiempo ni malgasten más recursos. La supervivencia política, en este escenario, dependerá exclusivamente de su capacidad para superar sus diferencias y ofrecer una alternativa verdaderamente viable y creíble a la ciudadanía.