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La matemática es definida como la ciencia de la estructura, el orden y los factores repetitivos que se basa en contar, medir y describir las formas. Aritméticamente hablando 2+3 siempre tendrá un 5 como resultado. La política no se comporta diferente, ya que va íntimamente vinculada a esta; si es cierto que políticamente 3+3 no siempre será 6, no menos lo es que siempre será mayor que 3 y los escenarios que se deciden por mayoría simple, suelen ser mayoritariamente conquistados por las alianzas.

Las venideras elecciones del 2024 serán complejas, primeras de esa naturaleza en la historia democrática de nuestro país. En febrero se estarán disputando 2 niveles de elección: alcaldes y regidores o directores distritales y vocales (las municipales). Estas elecciones marcarán la ruta o anunciarán lo que ocurrirá en mayo con las presidenciales y congresuales. «Sin febrero no habrá mayo» es el slogan que deberían enarbolar en estos momentos los 3 partidos mayoritarios.

Algo tan evidente no es para ser obviado. Conocedores de esta realidad, tanto el PRM, la FP, como el PLD, están exhibiendo sus mejores galas para seducir con alianzas a alguno de sus adversarios, conscientes de lo expuesto en el primer párrafo de este artículo y que es mejor el 10% de algo que el 90% de nada. Ante un robustecido oficialismo que cada día toma más fuerza, tanto la Fuerza del Pueblo como el Partido de la Liberación Dominicana están compelidos a dejar en el pasado su orgullo y rabietas de niños malcriados por el mismo juguete; y abocarse a una alianza electoral en todos los niveles, si desean sobrevivir más allá del 2024 en las alcaldías, juntas distritales y el Congreso Nacional.

El presidente Abinader, ante esa insoslayable realidad, ha procurado establecer alianza tanto con el PLD, como con la FP; a pesar de que con una alianza electoral con cualquiera de los dos partidos, es el único que obtendría menos posiciones en las juntas distritales, las alcaldías, la Cámara de Diputados y el Senado, que yendo solos; sin embargo, ese sería un mal necesario que le garantizaría la hegemonía al oficialista Partido Revolucionario Moderno, porque dejar suelto ese cabo podría ser catastrófico.

Alguien dirá: ¿por qué tendría que aliarse el PRM a la FP o al PLD, cuando yendo a las elecciones sin estar aliado de ninguno obtendría mayores posiciones que con la alianza? Muy sencillo, el presidente Abinader sabe que si no logra la alianza con uno de ellos, les estaría dejando abiertas las posibilidades para que se alíen entre sí, en cuyo escenario se revertiría todo el panorama no solo de febrero, sino que le otorgaría a la alianza FP-PLD-PRD, el control orgánico de ambas cámaras y por vía de consecuencia la Asamblea Nacional. ¿Quién ganaría la presidencia?

los partidos FP, PLD y PRD, se han estado reuniendo para conformar una alianza electoral en todos los niveles; el tranque lo tienen en algunas provincias y municipios del país que ambos consideran deben encabezar; pero sobre todo, en la boleta presidencial en la que por un lado tenemos a un Leonel Fernández, 3 veces presidente de la República; y que no le interesa otra cosa que no sea ser el presidente; de otro lado un Abel Martínez que se resiste a aceptar la vicepresidencia. Se están peleando por cosas que no tienen y que de no ser unidos bajo ninguna circunstancia conquistarían.

Para un ejemplo de lo que aquí decimos, voy a tomar mi provincia San Juan. Si FP-PLD se unen, se llevarían la senaduría, 3 diputaciones; el 80% de las alcaldías, juntas distritales, regidores y vocales; si la alianza se produjese entre el PRM y cualquiera de ellos, se llevarían la senaduría, 3 diputaciones, el 100% de las alcaldías y juntas distritales; y el 80% de regidores y vocales; si la alianza no se produjese entre ningunos, el gran ganador sería el PRM y está demás explicarlo en detalles.

Ante esa amenaza, el presidente Abinader y el máximo organismo del PRM, se están adelantando y las cosas que se les han dificultado lograr por las vías institucionales, las han estado persiguiendo y logrando por las vías particulares. Es por ello, que en aras de obtener la mayor cantidad de escaños en el Congreso y posiciones municipales, se han reservado en sus boletas importantes plazas en las que llevarían a líderes locales de las parcelas del frente, para garantizar conquistarlas o mantenerlas.

Esas fichas están siendo magistralmente movidas por el oficialismo en el tablero de ajedrez; haberse cruzado de brazos y que les sorprenda una alianza electoral entre PLD-FP-PRD, sería devastador no solo porque perderían más del 80% de las alcaldías, sino porque ello cambiaría radicalmente el panorama de mayo venidero y puesto en jaque al rey. Ya el presidente Abinader y el PRM lo han visto con meridiana claridad; si Leonel, Danilo, Abel, Miguel y sus respectivos partidos aún no, quedarán oliendo en donde otro haya guisado.
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