Entre ellos hay 49 de ellos que estuvieron presos en cárceles estadounidenses por tráfico de drogas. Los otros 58 cometieron crímenes, robos y asaltos, falsificaron documentos, cometieron fraudes estatales, violaciones sexuales y delitos menores y provocaron incendios de forma intencional.
Fueron traídos por el aeropuerto internacional Las Américas José Francisco Peña Gómez por el Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, escoltados por siete agentes de seguridad de dicho organismo. Aquí quedaron en manos de funcionarios de Migración y oficiales de la DNCD, DNI, J-2, Policía Nacional y del Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (CESAC).
Inmediatamente fueron trasladados al Centro de Refugio de Personas Repatriadas y Detenidas, el cual procedería a depurarlos, ficharlos y luego entregados a sus familiares.
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