La mañana de este lunes, a las 7:35, falleció a los 88 años de edad el papa Francisco, 29 días después de haber recibido el alta médica, tras ser hospitalizado por infecciones en el tracto respiratorio que le derivaron una neumonía en ambos pulmones, según informó en ese momento el Vaticano.
Su afán por llevar una vida al servicio de Dios hizo que trabajara hasta el final de sus días, afirmando en varias ocasiones que trabaja con “la cabeza y no con el cuerpo”.
El deseo de los fieles feligreses para que el Jesuita latinoamericano se sanara se hizo sentir. Durante su hospitalización ciento de fieles católicos le prepararon un altar con flores en el Hospital Universitario Agostino Gemelli en Roma, lugar exclusivamente para atender a los sumos pontífice.
Sin embargo, el Santo Padre no murió en el hospital, como muchos imaginaban. Su partida se produjo en la intimidad de su residencia de la Casa Santa Marta, según anunció en un vídeo mensaje el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell.
Jorge Mario Bergoglio, nombre de pila del papa Francisco, nació en la capital argentina, Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936. Ha sido el primer jesuita y latinoamericano en ocupar el máximo cargo de la iglesia católica.
En varias ocasiones fue cuestionado sobre si realmente era latino, ya que su padre, Mario Bergoglio, y su madre, Regina Sivori, eran piamonteses, pertenecientes de una pequeña región de Italia.
Su vida en el sacerdocio diocesano de Villa Devoto inició un poco después de diplomarse como técnico químico.
En una ocasión, su biógrafo de confianza, Sergio Rubín, explicó que cuando el Pontífice era joven sufrió una infección y que tenían que sacar una buena parte del pulmón. Diciendo en ese momento que “no anda tan rápido, pero está” y que “correr un maratón no está dentro de su agenda”.
Luego de una vida sirviendo como obispo y sacerdote, y dándose a conocer en todo el mundo por sus servicios sacerdotales, el 13 de marzo de 2013, con un cielo lluvioso en Roma, fue elegido como papa en el cónclave cardenalicio, tras la renuncia de Benedicto XVI.
Se convirtió así en el papa número 266.
El cónclave es la reunión donde las máximas autoridades católicas deliberan para dar a conocer al nuevo papa mediante el aislamiento de los participantes.
Tres días después de la elección, realizó su primera rueda de prensa donde explicó desde la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano el porqué de la escogencia de su nombre, ya que algunos rumoraban que se debía a Francisco Javier y otros que era a Francisco de Sales.
“En la elección yo tenía a mi lado al emérito de Sao Paulo; tenía al cardenal Claudio Hummes, un gran amigo; y cuando la cosa se estaba poniendo peligrosa, me alentaba y cuando los votos llegaban a dos tercios y naturalmente empezaban aplaudir porque ya se había elegido al papa, él me abrazó, me besó y me dijo: ‘No te olvides de los pobres'. Y esa fue la palabra que me entró en el corazón y la mente: los pobres”, dijo.
Mientras vestía el alba, la sotana y el solideo (pequeño gorro que llevaba en la cabeza) y estaba sentado en una silla un poco más sencilla como muestra de su humildad, siguió diciendo: “Francisco es el hombre de la paz, así ha entrado Francisco de Asís en mi corazón, el hombre de la pobreza, el hombre que custodia y ama lo creado. Y ahora que tenemos una conexión con lo creado demasiado buena, y esto todo nos da un espíritu de paz, cómo y cuánto querría una iglesia pobre y para los pobres”.
Según la información que ofrece directamente la página del Vaticano sobre el sumo pontífice, este prefirió vivir en un apartamento y prepararse él mismo la cena, porque “mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”.
Su acción de bajo perfil y de austeridad, fue punta de lanza cuando horas después de ser electo no quiso ser transportado en la limusina papal para irse en autobús.
Asimismo, a diferencia de sus predecesores, prefirió no usar zapatos rojos y optar por calzados negros, como los zapatos que usaba cuando era arzobispo en Argentina.
Durante su ministerio episcopal recibió críticas tras tratar temas concernientes a la homosexualidad, el rol de la mujer dentro de la iglesia y los conflictos bélicos.
A pesar de su apertura hacia los homosexuales, diciendo en varias ocasiones que “hay lugar para todos, tal como somos'", recibió varias críticas al decir en una Conferencia Episcopal Italiana que los sacerdotes tienen un aire de “mariconería” o “mariconeo”.
En una entrevista con medios internacionales, pronunció que el celibato debería ser estudiado, ya que "no hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar”. Sin embargo, dispuso que sean sus sucesores los que tomen la decisión.
Expulsión de sacerdotes en su mandato
En su lucha contra la negligencia dentro de la iglesia católica y el abuso sexual, tomó medidas firmes, al punto de expulsar a varios clérigos de alto rango.
En el 2019 expulsó al exarzobispo y cardenal de Washington, Theodore McCarrick, ya que fue hallado culpable de cometer abusos sexuales a menores y adultos.
El sacerdote Fernando Martínez Suárez fue expulsado en el 2020, luego de que se revelara que en la década de los 90 había abusado de al menos 6 niñas en una escuela en Cancún.
Dos años después, en el 2022, expulsó a otro clérigo argentino, Cristian Ariel Vázquez, cuando fue condenado a 11 años de prisión por violar a una menor de 13 años en tres ocasiones.
Mientras que, en el 2024, expulsó a 10 miembros de un movimiento católico, después de una investigación que arrojara abusos "sádicos" de poder, autoridad y espiritualidad.
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