La responsabilidad de la carrera period铆stica debe llevarse con la informaci贸n veraz, digna y respetuosa, protegiendo a los afectados de los sucesos y acciones delictivas, enmascarados por la venta a cambio de desinformaci贸n mediatizada de sectores delincuenciales, que afectan los intereses de una ciudadan铆a que no tiene voz para defenderse.
Es inadmisible silenciar los procesos criminales de tr谩fico de drogas en nuestro territorio, soslayados por grupos de comunicaciones de espaldas a la familia dominicana, irrespetando su seguridad, ocultando procesos de extradiciones y negocios anti patri贸ticos, que se realizan a trav茅s de nuestra frontera. Pol铆ticos y funcionarios ligados al narcotr谩fico han traicionado la defensa de la soberan铆a nacional y no han sido se帽alados con el deber innegociable de una prensa a favor de la preservaci贸n de nuestra seguridad nacional.
Desde diferentes estamentos de la Rep煤blica y gobiernos for谩neos, crece el descr茅dito en perjuicio de la imagen que debemos preservar, de un Estado que debe caminar en direcci贸n a la institucionalidad y legalidad de sus procesos en la administraci贸n p煤blica.
Reflexionemos profundamente en la respuesta deficiente que han adoptado un gran n煤mero de comunicadores del periodismo local, violando as铆 los preceptos que deben regir la funci贸n de credibilidad en esta profesi贸n, para preservar los derechos fundamentales de los individuos en un pa铆s que se respete.
Dos narrativas se enfrentan en la informaci贸n que debe manejar la sociedad dominicana que es de todos conocidas, una solventada por el gobierno, y las redes sociales que tenemos que defender para equilibrar nuestra institucionalidad. La credibilidad del cuarto poder es vital en la democracia.
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